8 Marzo 2022
Si vuelas con frecuencia en avión, quizás te sientas identificado con lo que vas a leer.
De pequeños nos solíamos gastar esa broma, y lógicamente cuando alguien se giraba no había nada y nos reíamos. Ahora si lo dices apuntando a un avión, resulta que allí viajamos unos cuantos burros, o así al menos me siento yo muchas veces.
O quizás más como una oveja, teniendo que seguir al rebaño y acatar muchas normas que al menos a mi me parece que tienen, digámoslo así, poca justificación.
A los que viajáis en avión con frecuencia, me gustaría saber si no pensáis parecido.
Supongo que todos estamos de acuerdo en que la seguridad debe ser máxima, pero tampoco puede ser que eso justifique cualquier norma.
Tras lo ocurrido en el 11S a toda prisa se implantaron una serie de normas para aumentar la seguridad. ¿No ha pasado ya tiempo suficiente para revisar y modificar algunas?
Empecemos con lo de los líquidos. Resulta que hay un tamaño máximo, pero puedes llevar varios de lo mismo. No se que explosivo o sustancia estamos tratando de evitar que se pueda llevar, pero no daré pistas si digo que lo que hoy se hace me parece una tontería, pues si alguien necesita una determinada cantidad, lo llevará en varios botes o lo pasarán varias personas. Mientras tanto, ¿cuantos miles de botes casi enteros se tiran a diario en los aeropuertos? Y luego hablamos de sostenibilidad y de cuidar el planeta. Vaya negocio.
La ropa. Resulta que si llevas chaqueta te la tienes que quitar, pero si es jersey o sudadera no. A mi que me lo expliquen. ¿De verdad en una americana se pueden esconder más cosas?
Así que cuando vas a volar te piensas dos veces lo que te vas poner y lo que vas a llevar. Botines mejor no, que te los harán quitar. Ese pantalón tiene las trabillas estrechas y es un rollo ponerse y quitarse el cinturón. Esos zapatos tampoco, porque siempre pitan. Y así un largo etcétera.
Pero hay cosas que me cabrean y son las que como os digo me hacen sentir como una oveja. Y es que llegas al control de seguridad y, no habiendo nadie, no han quitado las cintas para organizar la fila, y tienes que caminar 200 metros de izquierda a derecha. La persona de seguridad que debía haber quitado alguna cinta para facilitar las cosas no lo ha hecho, y si tu pasas por debajo para no andar tanto, recibes la amenaza de aviso a la Guardia Civil, así que te resignas, y sin ni siquiera balar, haces todo el paseillo, preguntándote quien es el responsable de organizar eso y que criterio seguirán.
Y hablando de criterios, ¿Cuál es el mejor sistema de embarque? Está claro que las compañías tratan de optimizar sus operaciones pues el tiempo en tierra es un coste, pero resulta que ¿no hay un mejor sistema para el embarque? ¿Como puede ser que cada compañía lo haga a su manera? Y lo mismo pasa con el desembarque ahora con el Covid, unas compañías van llamando por filas, otras por grupos de 5 filas, y en otras dirán que vaya tontería que no te juntes en el pasillo cuando lo harás en el autobús o el finger, así que al mogollón. Como buena oveja, espera a ver que toca ese día.
Y volvemos al control, has pasado y vas a la puerta de embarque, pero antes, hay que sortear los muebles de perfumes, tabaco y bebidas que quieren que compres. Y me parece perfecto que se ofrezcan experiencias de consumo mientras esperas para embarcar, pero ¿de verdad han pasado las revisiones de seguridad los pasillos que han quedado para que puedan pasar los viajeros? ¿Quien es el responsable? ¿Estamos esperando a que haya una desgracia para tomar medidas? Una cosa buena que trajo el Covid fue que por el distanciamiento ensancharon algunos pasillos, pero creo que ya estamos volviendo a las estrecheces de antaño.
No me quiero imaginar que un niño explota una bolsa de patatas, alguien se asusta, cunde el pánico, y la gente sale en estampida corriendo entre los muebles, tragándoselos y pisando cristales rotos y resbalando en plena carrera. ¿Soy yo el único que lo ve posible?
Y llega el frio, y para que al abrirse las puertas no se vaya el calorcito, entonces cerramos un montón de puertas, y que los viajeros vayan probando hasta que abracadabra, como por arte de magia se abran las elegidas. Y estoy de acuerdo en que se deben hacer cosas para lograr espacios más eficientes y sostenibles, pero esas medidas no pueden ser parches temporales y creo que se tiene que trabajar en rediseñar el flujo de viajeros en temporada baja. Un aeropuerto no debe ser sólo bonito, sino eficiente y amigable para los viajeros, para que viajar siga siendo lo más agradable posible, y no una tortura.
Esto sonaba ya a cierre, pero ¿de verdad pensabais que podía acabar sin mencionar el tema de la facturación y las maletas?¡Qué estrés! Si viajas con frecuencia acabas haciéndolo con una misma compañía porque ya conoces sus normas y sobre todo porque subirás de categoría y tendrás privilegios al respecto. Pero si viajas puntualmente, o lo haces con una compañía nueva, prepárate para revisar lo que te van a exigir. En unas se incluye una maleta de mano, en otras también pero la debes facturar e irá abajo, y ojito con ir al embarque con ella pues la factura puede ser superior al billete. Otras te han vendido un vuelo muy barato, pero no te incluyen nada, ni arriba ni abajo, y te pueden exigir cosas que los tribunales han declarado ilegales, pero si no quieres quedarte en tierra mejor que lo tengas en cuenta, pues ganar un juicio después no cambiará que perdieses tus reservas para ese fin de semana romántico que habías planeado.
Y del tamaño y el peso ya ni hablamos, porque una maleta de mano no es lo mismo con Ryanair que con Vueling, ni 10 o 12 kilos son lo mismo todos los días.
Me encuentro siguiendo muchas instrucciones que creo que se podrían mejorar para el bien de todos.
¿Soy muy raro o pensáis parecido? Por favor deja en comentarios las cosas que a ti te enervan y crees que se debieran cambiar.
Me gustaría que los que pueden decidir cambiarlo reflexionaran un poco y algunas cosas pudieran evolucionar. Nuestros aeropuertos son para muchos viajeros internacionales lo primero que ven al llegar, o la última imagen que se llevan, y no olvidemos que vivimos del turismo.
Y las compañías además de competir en precio, tienen que seguir compitiendo en servicio, o al menos en que la experiencia sea lo mejor posible.
Ojalá algo cambie.
Y acabo diciendo que pese a todo me encanta viajar y seguiré haciéndolo por muy difícil que me lo pongan, pues precisamente en los aeropuertos y los aviones me han pasado cosas muy bonitas, que mejor dejo para mis memorias.